Desde que tuve oportunidad de estar frente a un Bonsai, comencé a hacerme preguntas, las típicas preguntas de quien se inicia soñando con tener, con hacer, con ser Bonsaista. Decidí iniciar mi camino en el arte bonsai a mis 24 años, y en un suspiro se me acumularon 30 años creando y estableciendo una conexión entre el árbol y yo.
Como paisajista, el camino del bonsai tuvo una gran influencia en mi carrera profesional, y sello personal hasta llegar a su difusión.
Bonsai es un recorrido, un camino de conocimiento de fisiología vegetal, diseño, filosofía, con la temporalidad como factor dentro del arte. El árbol crece, cambia, madura, envejece y en cada estación de su desarrollo nos pide que lo entendamos, ¡y eso hago! Lo miro y le pregunto en un lenguaje medio raro, pero que funciona: ¿qué querés? ¿Qué te pasa? ¿En qué puedo serte útil?
Hoy los bonsai me tienen a mi; ellos marcan mi agenda vital, mis tiempos, mis próximas vacaciones y proyectos. ¿Es bueno? Absolutamente!