La filosofía Budista facilita con sus disciplinas y técnicas que el hombre retorne a la verdadera dimensión del ser humano, al centro de su energía vital, la naturaleza; sin importar el ámbito en que nos situemos. Ésta filosofía impregna toda la vida de los países de extremo oriente, y se vuelve una manera de vivir y de pensar; su esencia, su religión, su todo, es su Zen. Las técnicas y prácticas de dominio de uno mismo están regidas no sólo por unas reglas matemáticas, científicas y técnicas, sino también por otras, que se ubican dentro de la filosofía Zen y de los valores.
Un bonsai es, en esencia, conseguir por medio de unas reglas y técnicas, reducir un árbol a un tamaño mucho menor que el que tiene la misma especie dentro de la naturaleza, pero manteniendo el mismo aspecto y proporciones. Es una idea, una imagen, una metáfora, alegoría de un árbol, respetando su naturalidad, simplicidad, simetría y armonía.
Con el Bonsai como camino, vía o senda (Bonsaido), por medio de la contemplación y meditación se pueden lograr niveles de relajación, descanso, equilibrio mental y espiritual. Por ello, asociamos al bonsai una cantidad de valores que nos hacen la vida más placentera, ética, centrada, natural, espontánea, intensa y conectada. Es una oportunidad para mejorar aptitudes desde el arte, como la paciencia, humildad, observación, meditación, respeto a la naturaleza, a nosotros mismos y a los demás.
El bonsai es un polo a tierra muy eficiente.
Por esa razón, personalmente considero que el bonsai nos hace mejores personas.